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Las lunas son unos de los materiales de un vehículo con los que más cuidado se debe tener. Es un material que está constantemente expuesto y es importante conocer algunas prácticas para mejorar su mantenimiento. Aquí te exponemos algunas recomendaciones: Los cambios de temperatura es uno de los factores que pueden deteriorar las lunas de un vehículo. Es además una circunstancia peligrosa, ya que en muchos casos podemos no percibirla. Si se ha roto o dañado nuestro parabrisas y no encontramos el motivo, quizá hay que atribuirlo a los cambios bruscos en el clima. Y es que las grietas también surgen por diferencias de grados entre la temperatura interior y la exterior del coche. No debemos olvidar nunca que una pequeña grieta puede acabar por expandirse y alcanzar a la totalidad del cristal. En los días que hace mucho calor solemos activar el aire acondicionado. Estamos en España y aquí en verano se pueden superar niveles insoportables. Pues hay que hacerlo con precaución, tratando de evitar la concentración del chorro de aire frío en el parabrisas. Además, si tenemos el coche aparcado durante un tiempo bajo un sol radiante, el protector siempre es un acierto. Podemos elegir de alguna marca de cerveza o, preferiblemente, optar por adquirir otro de mejor calidad. Así evitamos el calentamiento brusco del cristal. Tengamos o no esta protección, siempre es recomendable, en los días calurosos, abrir las ventanillas. Antes de poner el sistema de aire acondicionado en marcha. En España también hace frío en invierno, así que afrontamos la situación inversa. El aire caliente debe orientarse hacia el interior y evitar hacerlo en dirección hacia el cristal. Es mejor que el aire salga a una velocidad normal. La congelación de los cristales es otro factor de riesgo que los daña. Así que hay que tomar medidas para evitar que el hielo nos juegue una mala pasada. Es aconsejable quitar todo el hielo por completo, dentro de nuestras posibilidades, y lograr así que el cristal esté lo más limpio posible. Para ello podemos utilizar alguna espátula como primera medida. Siempre con cuidado. Si el hielo tiene una capa lo bastante gruesa como para que no salga con el método tradicional, es recomendable utilizar productos químicos. Se debe preguntar a un profesional sobre qué líquido es mejor utilizar. Limpiar y revisar, por este orden, son otros consejos que se deben tener en cuenta para asegurarnos un buen mantenimiento de los cristales de nuestro coche. Está claro que la limpieza es fundamental, pero no se trata de aplicarla cuando tengamos algún elemento externo como hielo o barro. También hay que darles alguna pasada de vez en cuando, aunque a primera vista no veamos nada extraño. La revisión con una cierta frecuencia es también muy importante. Y es que un golpe pequeñito puede convertirse en una gran fisura que nos obligue a una reparación mayor. Por ello, ante cualquier rozadura o fisura que detectemos, aunque ésta sea muy ligera, es recomendable acudir a un profesional. Dicen que más vale prevenir que cuidar y en el cuidado de las lunas del vehículo es una máxima que siempre funciona.

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